Eric

Netflix estrena una nueva miniserie llena de ambición que fracasa en su ejecución

Desde hace algunos años, la plataforma Netflix ha venido experimentando un cambio en su modelo de negocio que la ha llevado a mantenerse en este último año como la plataforma de streaming más vista. Y es que en su intento de justificar el pago de una suscripción cada vez más cara, Netflix hace tiempo que abandonó las superproducciones y las grandes franquicias que hoy en día nos llegan a cuentagotas en pos de un catálogo nutrido semanalmente de creaciones ambiciosas, pero de presupuesto modesto que todos nos afanamos en devorar en unos pocos días.

Una de esas series que el pasado mes de mayo llegó a nuestras vidas es Eric, una creación original de la plataforma de la que poco o nada destaca sobremanera pero cuya función de entretener la cumple a la perfección.

La premisa sencilla estaba llamada a atraer a los grandes fans del true crime que hacen que los contenidos de esta temática de la plataforma se sitúen entre los más vistos cada semana. Y es que, con apariencia de un nuevo thriller, Eric llega para narraros la historia ficticia (pero con gran apariencia de realidad) de un niño que desaparece en la Nueva York de los años 80 y a quienes sus padres y la policía se afanarán en encontrar.

Fotograma de "Eric"
Fotograma de "Eric"

La época elegida no es baladí y es que a esa Nueva York de los años 80 paraban de crecerle los problemas en esta época. La proliferación del SIDA, la escasez de seguridad, los altos niveles de indigencia, la drogadicción, la prostitución, el racismo, la tolerancia con la corrupción; todos son los componentes de una realidad compleja que se ven maravillosamente reflejados en una serie que, buscando ser distinta, introducía un elemento disruptivo.

Eric llega para narraros la historia ficticia de un niño que desaparece en la Nueva York de los años 80 y a quienes sus padres y la policía se afanarán en encontrar

Y es que a los personajes principales se une en esta serie quien da el nombre a esta; creado por un niño y diseñado por su padre dibujante y titiritero, Eric es un muñeco que parecía llegar para dotar de más oscuridad la historia y psicología de los personajes. Sin embargo, es precisamente la novedad de la serie la que acaba siendo su mayor hándicap.

Fotograma de "Eric"
Fotograma de "Eric"

Y es que lejos de aportar dramatismo y tenebrosidad al relato, Eric no acaba siendo sino una representación burda, simplona y pobremente sarcástica del monstruo que todos llevamos que saca lo peor de nosotros mismos y que no nos deja actuar con raciocinio.

Es precisamente la novedad de la serie la que acaba siendo su mayor hándicap

Superada la fallida novedad de la serie, Eric no deja de ser una historia más sobre un padre llamado Vincent que busca a su hijo; una historia que acaba convertida en un viaje del progenitor por su pasado y sus obras que le lleva a darse cuenta de sus múltiples problemas y el daño que estos también han causado en las personas que le rodean. Solo es a través de una redención final del personaje principal que la historia verá resuelto su entuerto.

Nada en este camino tortuoso resulta novedoso sino más bien un camino lento de una lucha repetitiva de un padre contra sus propios demonios para convertirse en una persona mejor si no quiere perder a la única persona que de verdad quiere en su vida.

Ni siquiera los personajes simplistamente dibujados y unas interpretaciones correctas consiguen distraer al espectador y hacer que los minutos pasen más rápidos. Y es que no es fácil siquiera empatizar con ninguno de los personajes trazados con brocha gorda.

Fotograma de "Eric"
Fotograma de "Eric"

Buena cuenta de ello lo encontramos en el personaje de Vincent, interpretado por un Benedict Cumberbatch quien interpreta sólidamente al personaje menos creíble de todos. Y es que al padre de esta historia le han adjudicado todas las problemáticas posibles: hijo de unos padres ricos y ausentes que le hacen más mal que bien, enfermo con un trastorno psicológico mal explicado y peor profundizado, adicto y persona con un carácter insufrible que aleja a todos los que están a su alrededor. Demasiadas causas que aúna un solo personaje en 8 episodios de la serie y que el actor británico consigue defender con una actuación que, si bien no es la mejor de su carrera, si es la más correcta que podía ofrecer.

Ni siquiera los personajes simplistamente dibujados y unas interpretaciones correctas consiguen distraer al espectador y hacer que los minutos pasen más rápidos

Son Benedict Cumberbatch y McKinley Belcher III (actor en su papel del detective Ledroit se pone al frente de la trama policiaca), quienes salvan una serie llena de ambición y de buenas intenciones pero que sin embargo se queda en una especie de quiero y no puedo con demasiados frentes abiertos y pocos elementos significativos que recordar

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