La casa

David Verdaguer vuelve tras el Goya a la gran pantalla con una gran adaptación del comic de Paco Serra sobre la familia y las relaciones humanas


Tras ganar el Goya a mejor actor protagonista este año por su encarnación del humorista Eugenio en la película Saben aquel, David Verdaguer regresa a los cines con La casa, dirigida por Alex Montoya y basada en el comic homónimo de Paco Serra.

En apenas 83 minutos de metraje, esta historia nos sitúa un año después de la muerte del padre de familia, en la que tres hermanos se reúnen en la casa familiar donde pasaban los veranos de su infancia con el objetivo de zanjar qué hacer con la vivienda.

Asumir el paso del tiempo y la finitud de las cosas, reconciliarse con el pasado, aprender a vivir con la ausencia, el miedo de perder el recuerdo de ese ser querido y desprenderte de todas las cosas que un día fueron suyas… Todos estos temas que se retratan en una película en la que Alex Montoya logra transmitir con naturalidad momentos que desgraciadamente hemos vivido o vamos a vivir alguna vez en nuestra vida: la pérdida de un ser querido y todo lo que eso conlleva.

Fotograma de "La casa"
Fotograma de "La casa"

Emotiva sin pasarse, sentimental, pero sin ñoñerías; esas son los adjetivos que definen a una película que además tira de ironía. Y es que es una de esas cosas materiales la excusa para hablar de lo inmaterial, convirtiéndose la casa en punto de partida de la historia. Una casa, que claramente es un personaje más en la película, donde nacieron los recuerdos y que hoy después de mucho tiempo, vuelven a renacer y hacen que estos tres hermanos se enfrenten a sus emociones. Ese lugar de encuentro era el hogar donde pasaban los veranos en familia, donde se creaban recuerdos y una esperanza por parte del padre de familia de legar un hogar y una forma de vida para sus hijos; el sueño de una vida en comunidad que en la actualidad contrasta con la vida moderna y urbana de esos hijos alejadas de ese hogar que un día construyó su padre.

Pero a pesar de que todo pueda sonar a tristeza y melancolía, La casa también deja hueco para el humor, la ternura y el amor quedando muy bien reflejados en la relación que mantienen los tres hermanos tan extraordinariamente interpretados por David Verdaguer, Oscar de la Fuente y Lorena López; tres hermanos que tendrán que saldar cuentas entre ellos y con su pasado en una reunión salpicada de flashbacks sobre los recuerdos de cada uno y la relación personal con su padre y que no hacen sino ampliar un poco más la visión de la historia.

Fotograma de "La casa"
Fotograma de "La casa"

El reparto lo completan actores con nombre propio como Olivia Molina, Marta Belenguer o Miguel Rellán; actores secundarios en esta historia, pero cuyo maravilloso trabajo aporta dinamismo en su papel de mediadores para que los tres hijos puedan llegar a un acuerdo y sobre todo llevarse bien.

A pesar de que todo pueda sonar a tristeza y melancolía, La casa también deja hueco para el humor, la ternura y el amor

Aquellos espectadores que no han vivido o aún les queda lejos el momento que se narra en la cinta, puede que no sientan la emoción que despierta una historia como la La casa en espectadores que se ven reflejados en una historia sobre el adiós, los recuerdos que se vuelven dolorosos y los conflictos familiares que la pérdida de un patriarca deja con su muerte.

Sin embargo, no por ello esta película deja de ser menos recomendable. Y es que lejos hacerse pesada o aburrida dada su tranquila narrativa, La casa encierra importantes mensajes que nunca viene mal que sean recordados. La importancia de pasar más tiempo con nuestros seres queridos que un día no estarán, ser más pacientes con nuestros mayores, más comprensivos con nuestros hermanos y más tolerantes con los demás son los puntos positivos de una cinta que sitúa la empatía, paciencia y comunicación en las relaciones humanas en el centro y a la familia como refugio en momentos difíciles y fuente de alegría en los momentos buenos.

Lejos hacerse pesada o aburrida dada su tranquila narrativa, La casa encierra importantes mensajes que nunca viene mal que sean recordados

Y es que, a veces el cine no tiene por qué tener elementos rebuscados o complejos, si no que, si sabe captar la sencillez de la realidad y la belleza de lo cotidiano, consigue que el espectador llegue muy lejos, ya que, si algo tiene de especial y bonito el cine, es que nos emociona y consigue evocar nuestras más profundas emociones.

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